Cómo empieza el síndrome de Ménière, ¿cuáles son sus primeras señales?

Todavía quedan muchas enfermedades por descubrir y por curar y son muchas las enfermedades y patologías dentro de la audiología y la vista que son desconocidas para el gran público. 

Lejos de los problemas auditivos más comunes, existen otros que son más difíciles de detectar, sobre todo en las primeras etapas. Si alguna vez has sentido un mareo repentino, como si todo a tu alrededor girara sin control, y has tenido zumbidos en los oídos de forma constante, puede que te hayas preguntado si eso tiene nombre. 

El síndrome de Ménière es una afección que no siempre se detecta a la primera, sobre todo porque sus síntomas pueden confundirse con otras dolencias del oído o del equilibrio. En este artículo vamos a contarte cómo empieza el síndrome de Ménière, qué señales debes tener en cuenta y qué puedes hacer para sobrellevar esos primeros episodios.

¿Qué es exactamente este síndrome?

Saber qué es y cómo empieza el síndrome de Ménière es saber que es un trastorno del oído interno que afecta al equilibrio y a la audición. Se cree que está relacionado con una acumulación anormal de líquido en el laberinto del oído, aunque no se conoce con exactitud su causa. Lo que sí se sabe es que aparece de forma repentina y puede condicionar bastante el día a día si no se detecta a tiempo.

Por qué es importante saber cómo empieza el síndrome de Ménière

Detectar cómo empieza el síndrome de Ménière es clave para poder actuar cuanto antes. Cuanto más se tarde en diagnosticarlo, más difícil puede ser controlar los brotes de vértigo o la pérdida auditiva. 

Además, un diagnóstico temprano ayuda a reducir la ansiedad que genera no saber qué está pasando con tu cuerpo.

Así comienza el síndrome de Ménière: los primeros síntomas

Aunque cada persona lo vive de forma diferente, cuando se analiza cómo empieza el síndrome de Ménière, hay una serie de señales que suelen repetirse en las primeras fases. Estas se conocen como síntomas prodrómicos o iniciales.

  1. Mareos repentinos y vértigo rotatorio: no hablamos de un simple mareo por estar de pie mucho rato. Es una sensación intensa de que todo gira, incluso cuando estás quieto. A veces viene acompañada de náuseas y puede durar desde unos minutos hasta varias horas.
  2. Presión en el oído: muchas personas lo describen como si tuvieran el oído «taponado» o como una sensación de plenitud incómoda, parecida a la que se nota al cambiar de altitud rápidamente.
  3. Zumbido constante o tinnitus: suele aparecer en uno solo de los oídos. No es un sonido externo, sino un pitido interno que a veces sube o baja de volumen.
  4. Pérdida de audición fluctuante: en las primeras fases, la pérdida auditiva puede ir y venir. Al principio, suele afectar a los sonidos graves, pero con el tiempo puede volverse más permanente si no se trata.

Los síntomas que indican cómo empieza el síndrome de Ménière pueden darse por separado o combinarse, y no siguen siempre un mismo patrón. Por eso, en muchos casos, se confunden con otros trastornos del oído o incluso con episodios de estrés o ansiedad.

Cómo distinguir el síndrome de Ménière de otros trastornos

No todos los mareos son señal de cómo empieza el síndrome de Ménière, ni todos los pitidos en el oído indican que lo vayas a padecer, ya que existen varios tipos de vértigo. 

  • Vértigo posicional benigno: suele desencadenarse al mover la cabeza y dura solo unos segundos.
  • Laberintitis: viene acompañada de una infección y suele producir vértigo más continuo y fiebre.
  • Neuritis vestibular: genera un vértigo fuerte y prolongado, pero sin pérdida auditiva ni tinnitus.

Si los síntomas aparecen de forma recurrente, especialmente el vértigo, el oído taponado y la pérdida de audición, es buena idea consultar a un otorrinolaringólogo, porque teniendo estos síntomas combinados, es cómo empieza el síndrome de Ménière, en muchos casos.

Qué factores pueden desencadenar los primeros episodios

Hay varios elementos que pueden contribuir a que aparezcan los primeros síntomas del síndrome de Ménière. Aunque no hay una causa única, estos son algunos factores que parecen influir:

  • Cambios en la presión del oído interno: una alteración en la cantidad de líquido que circula por el laberinto puede afectar tanto al equilibrio como a la audición.
  • Estrés y ansiedad: muchas personas con este síndrome notan que los brotes coinciden con momentos de gran tensión emocional.
  • Alimentación rica en sal o cafeína: el exceso de sal puede favorecer la retención de líquidos, lo que podría agravar los síntomas.
  • Problemas autoinmunes o infecciones previas: aunque no está del todo claro, en algunos casos se ha observado cierta relación.

Cuándo hay que acudir al médico

Ante la duda, lo mejor es no esperar. Si sientes vértigos frecuentes, oídos taponados de forma continua o empiezas a notar que no oyes igual, es hora de pedir cita con un especialista.

Cómo paliar los síntomas en fases tempranas

Aunque no existe una cura definitiva, es bueno saber cómo empieza el síndrome de Ménière, no solo para conseguir un buen diagnóstico de manera temprana, también para mejorar mucho la calidad de vida desde el inicio del síndrome.

Cambios en el estilo de vida

  • Descansa lo suficiente y evita el estrés crónico.
  • Mantén una buena hidratación diaria.
  • Practica ejercicio suave y regular, como caminar o nadar.

Alimentación saludable

  • Reduce la ingesta de sal y alimentos procesados.
  • Evita bebidas con cafeína y alcohol.
  • Come de forma regular para mantener el equilibrio de líquidos.

Tratamientos complementarios

  • La rehabilitación vestibular ayuda a entrenar el equilibrio.
  • Técnicas como el yoga o la meditación pueden reducir el estrés.
  • Algunos pacientes encuentran alivio con acupuntura o fisioterapia cervical.

Detectarlo a tiempo marca la diferencia

Saber cómo empieza el síndrome de Ménière puede significar que pases de tener la incertidumbre de saber qué es lo que te ocurre a poder tomar control sobre la situación. 

Es cierto que este síndrome no tiene cura pero sí se pueden paliar sus síntomas con una detección temprana. Si notas mareos extraños, zumbidos persistentes o una sensación rara en el oído, no lo dejes pasar. La detección temprana y un enfoque personalizado pueden ayudarte a convivir con esta condición sin que limite tu vida.

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